La creciente atención mediática suscitada por las variantes del SARS-CoV-2 caracterizadas en el Reino Unido, Sudáfrica y Brasil ha generado inquietud sobre la efectividad de los desinfectantes y las soluciones hidroalcóholicas para manos en relación con estas variantes. Este documento aborda estas cuestiones, así como la eficacia prevista de los productos recomendados para la higiene ambiental.

 

El SARS-CoV-2 es un virus ARN de polaridad positiva que causa la enfermedad COVID-19 en animales y personas. La pandemia de COVID-19 ha aumentado la concienciación sobre los riesgos asociados a la mutación del virus y cómo estas mutaciones pueden afectar a las intervenciones de salud pública no farmacéuticas, lo que incluye el uso de soluciones hidroalcóholicas para manos y desinfectantes para superficies duras. Si bien es cierto que la transmisión ambiental del virus a través de manos/superficies se considera una vía de transmisión secundaria frente a las gotículas respiratorias, se estima que aproximadamente el 10 % de las infecciones por SARS-CoV-2 se produce a través de manos o superficies ambientales contaminadas (Ferretti, 2020).

 

La mutación de virus es un fenómeno común. Los virus mutan de forma natural y periódica a lo largo del tiempo como consecuencia de errores de corrección durante la replicación. La mayoría de los virus ARN tienden a almacenar mutaciones con una frecuencia superior a los virus ADN debido a la falta de actividad de corrección. Los coronavirus son una excepción a esta regla. Su ARN tiende a almacenar menos mutaciones que otros virus ARN porque los coronavirus presentan actividad de corrección, aunque con el tiempo pueden no obstante almacenar mutaciones (Lauring, 2021). Cuando el virus acumula un determinado número de mutaciones, se identifica como una variante única y se ubica en el árbol filogenético como una rama independiente. Las variantes que tienen diferentes propiedades biológicas (por ejemplo, antigenicidad, transmisibilidad, virulencia) se identifican como una cepa independiente, mientras que las variantes con las mismas propiedades biológicas que el virus original se mantienen como una variante distinta (Lauring, 2021).

 

Mutaciones en el brote original: en enero de 2020 se identificó el SARS-CoV-2 como el patógeno causante de una neumonía atípica en pacientes de Wuhan (China). El virus se propagó desde el sudeste asiático al resto del mundo en cuestión de semanas.Se registraron brotes importantes en Europa en febrero y en Norteamérica en marzo. En la labor inicial de secuenciación del genoma completo realizada a principios de 2020 ya se identificaron distintas variantes. A lo largo de 2020 se identificaron gran multitud de variantes, incluidas las variantes D614G, 614D, Y453F, 19A, 19B, 20A, 20A.EU1, 20A.EU2 y 20B (Lauring, 2021). En Estados Unidos, el brote de la costa oeste fue principalmente causado por la variante más relacionada con los aislamientos identificados en Wuhan, mientras que el brote de la costa este fue principalmente causado por variantes aisladas en Europa (Koyama, 2020).

 

A finales de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un boletín (Koyama, 2020) que resumía las variantes conocidas y en circulación tras analizar 10.022 muestras de pacientes de 68 países de todo el mundo, y realizó la secuenciación del genoma completo, lo que arrojó 65.776 variantes (una determinada muestra de virus puede tener más de un grupo de mutaciones) lo que indica una significativa diversidad genética en el transcurso de un año.

Koyama agregó los datos como 6 clados principales (grupos de variantes) con 14 subclados. La diversidad genética en un virus no es inusual y el SARS-CoV-2 no es ninguna excepción.

Mutaciones preocupantes a principios de 2021:

A principios de 2021 se creía que varias variantes se propagaban potencialmente con mayor facilidad que otras variantes. Entre ellas:

B.1.1.7 (o 501Y.V1) en el Reino Unido, que es una variante de 20B

B. 1.351 (o 20H/501Y.V2) en Sudáfrica

P.1 en Brasil

En cada uno de estos países estas nuevas variantes están desplazando rápidamente a otras variantes. Algunos han sugerido que pueden ser más transmisibles. Sin embargo, los datos epidemiológicos por sí solos (si observamos qué variantes hay en una población) no constituyen la mejor manera de evaluar la transmisibilidad, ya que el efecto Fundador y otros factores pueden explicar el desplazamiento de variantes y un mayor número de casos en lugar de nuevas propiedades biológicas. Los estudios iniciales en cultivos celulares muestran que estas variantes son potencialmente más eficientes a la hora de unirse a las células humanas, pero lo que podemos extrapolar de los experimentos de cultivo celular es limitado. No está claro si estas variantes son las causantes de una enfermedad más grave o de un mayor riesgo de defunción, pero los datos preliminares del Reino Unido revelaron que B.1.1.7 no fue causante de más o menos enfermedad en un estudio de letalidad que se prolongó durante 28 días (Public Health England, 2020). Esta sigue siendo una cuestión clave para las agencias de enfermedades infecciosas de todo el mundo.

Soluciones hidroalcóholicas para manos, desinfectantes para superficies duras y sistemas de desinfección con luz ultravioleta:

Tanto la OMS como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU. (US-CDC por sus siglas en inglés) recomiendan la higiene frecuente de manos y el uso de desinfectantes que hayan obtenido la aprobación del gobierno para contribuir a hacer frente a los riesgos de transmisión ambiental del SARS-CoV-2.

 

Las soluciones hidroalcóholicas para manos y los desinfectantes para superficies duras funcionan mediante sustancias de acción no específica que llevan aparejadas reacciones químicas con patógenos. No se ha demostrado ni es probable que las variantes de SARS-CoV-2 tengan nuevas propiedades biológicas que las hagan más resistentes a las soluciones hidroalcóholicas para manos o a los desinfectantes para superficies duras.

 

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU. están realizando pruebas con los desinfectantes que figuran en la Lista N de la EPA (desinfectantes aprobados para su uso contra el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2) para confirmar que los desinfectantes que figuran en la página web de la EPA sobre el SARS-CoV-2 son asimismo eficaces contra estas nuevas variantes del virus (CDC, 2021). La OMS está realizando pruebas similares y en su página web señala que se presume que las medidas actuales en materia de control de enfermedades continúan siendo efectivas (OMS, 2021) y no recomienda cambios en las prácticas de higiene ambiental. Del mismo modo, no esperamos ningún cambio respecto de la eficacia de la desinfección con luz ultravioletaen relación con las variantes del virus teniendo en cuenta la acción no específica de la luz ultravioleta contra el ARN del virus.